22 julio 2007

Ignominia


Ignominia

Mi Diosa favorita está empezando a producirme sensaciones.

Pánico. Pavor. Frío. Miedo. Duda.

Necesito fumar.

Ha empezado a ignominarme.
Se ha ladeado en los diferentes inframundos que le ofrecen los otros.

Sexo. Drogas. Cosas. Mas. Dios.

Necesito hablarle

De vuelta a los campos de mi consciencia, me he sentado en la silla del master, el abuelo, el más querido, el que siempre alaba y nunca llora.

Toda una vida, 23 años. Dedicados a la música, promiscuidad, libros, esoterismo.
Vida desenfrenada.

Aun estoy estupefacto.
¿Despertare mañana y todo será un sueño?
No lo creo

-Es todo abuelo, esta es la historia
-Escucha
-Suspiro como quien absorbe del aire las palabras, y pardearon sus ojos como quien organiza las ideas en el desván de las reflexiones.-
-La ceguera es una enfermedad de los ya envejecidos. Mi caso.
Desgaste de cornea. Cansancio de los ojos.
Cientos de razones por las cuales nuestra visión cada vez se llena más de nubes.
Yo, puedo leer una nota sin la necesidad de objetos de cristales, para mi edad no me quejo. Mas mi visión ahora ya falla, como lo ha hecho todos estos años, como lo hice con los hijos blancos de tu abuela, con la rapidez que la fortuna ha llegado a la manos de mis hijos, y lo más importante, como lo hago todos los días cuando paso por la ladera del río mientras bajo de las montañas. Ahí esta tu respuesta.

Advertencia. Sentencia. Sigilo. Taciturno.

-Vete despacio

Entonces volví a ignominarme mientras en el denso matiz de la noche no divisaba mas un metro a mis narices. Solo la luz de un farol preparado por mi quiero con una botella, tusa, gas, y el fango de los patios del gallinero.

He llegado.

Ahí estaba, y las burbujas que antes solían explotar en el aire, aquellas burbujas lascivas que se apetecían en satisfacerse con el solo roce de sus manos en el tiempo noctívago de el sueño ajeno. Se habían expuesto a todo.

¿Que ha pasado?
Se han fusionado bajo el matiz de un rayo de luna, que junto a su amor le han mando miles de bendiciones

Arriesgada. Extasiada. Loca.

Entonces comprendí la gravedad del asunto.

Según Richard Bach todos tenemos una capacidad humana y una capacidad de Dios

¿Puedo yo utilizar mi capacidad de Dios para juzgar?

Si. Al igual que aquellos pechos lo pueden hacer conmigo

Dudar. Pensar. Reflexionar.

Me senté a cavilar sin titubeo, el estrés que esto me causaba fue suficiente como para no poder dormir toda la noche. Mastique un poco de lo que debería fumar; pero es que el olor es muy expansible.

Entonces, como una especie de choque eléctrico llego y golpeó mi cabeza, y como un flash back me pasaron lo recuerdos del señor mas tenebroso y mas intelectual que conozco, mi abuelo, mi amado, mi querido.

Fue entonces cuando comprendí su ceguera.

3 comentarios:

Michelle Ricardo dijo...

Orgullosa, definitivamente, ORGULLOSA!

Anónimo dijo...

me gusta ignominia.... me sorprende y me gusta tu redaccion, no imagine que tendrias una forma tan propia de describir ideas... es casi como leer y bailar a la vez.

Reinaldo del Orbe dijo...

mmm