07 agosto 2007

ERES...¿ERES?


Eres la gota que rompe con el trémulo que me acosa, la llama del mortal suspenso que busca paulatinamente intervalos de consuelo, el frió ubicuo que desasosiega mi existir, la ola de tiempo que reencarna en la pesadumbre afligida del marfil.

Eres la brisa seca que se menguo en el eco de la palabra, la huella confundida y hastiada del desasosiego, la penumbra accidentada entre montañas de etnia ensimismada, la copa quebrada por los celos de una muerte camuflagiada.

Entre leñas gastadas de olvido te encontré, acosada en una superficie plana en el mes de papel, abrigada con el aliento consternado entre los pechos de la mies, soñando amargamente entre teorías de sagacidad, construidas en lo recóndito de mi ser.

Eres tú, como mis ojos nunca se percataron de tal magnitud, como la perseverancia omnipresente de la justicia del pecado, asesino pero oyente, infernalmente adaptado a los clavos incrustados en su vientre, esperando vivir momentáneamente, para desdoblar su cuerpo a los lazos de la muerte.

Sintéticamente te logra ver, entre aventuras contadas en formas literarias, dando surgimiento a un nuevo siglo del metal y la estaña, vestido de púrpura sangrante entre los arcos de una belleza y su alarde, mas miserablemente viviendo con un desprecio salvaje…

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