07 agosto 2007

FORTE


FORTE

Coagulan en el verbo de la palabra, algunas lenguas veraces y satíricas, de islas que desencarna, el concepto de que el hombre vino del mar, desentrañado de las raíces de una hierba sobre un pilar, sobre la tierra y el soñar.

Aquel sonido de ebullición, sopesado sobre el vientre del padre alucinado, se fugo tras las sobras de una ola, con enorme cuerpo y masa inconstante.

Un grito sollozamente triste naufragó sobre el pensamiento inconciente, abre los ojos y divisa el ángulo esférico de una habitación con esquinas secamente congruentes, desconoces pobre moribundo, que el mundo te besa y te sonríe, ¿Por qué el llanto se refleja en el suspiro de tus sentimiento indelebles?, abrásate a lo insulso, y a la compactibilidad factible entre lazos de caricias tenues.

Tus pies están llenos del lodo cenizo y silente, noblemente bañado con el verde de sus palabras. Da el primer paso a salir, corre y anda con esperanzas embarcadas en sueños sin esperanzas.

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