07 agosto 2007

¿QUIEN LO HUBIESE IMAGINADO?


¿Quién lo hubiese imaginado?, me quieren vivo. Ni muerto, ni cojo, ni herido. Me quieren con mis cinco sentidos. Mis fotos aparecen en el pecho muerto de todos los faroles de la adversa ciudad, mi imagen ya ha pasado hasta las fronteras de las islas desconocidas, estoy en la puerta de cada hogar, escuela, bibliotecas y cementerios. Este ultimo, el lugar donde me quieren ver por última vez, también mi padre ha colaborado, colocando en la puerta de su bar. Mi retrato; Aquel señor que me ha engendrado, amado, cuidado y protegido, ha vuelto su amor hacia mi lúgubre, y me ha dado la espalda, uniéndose a los que me buscan.

Ya no soy tan solo una imagen plasmada en un papel, ahora soy un recuerdo en la mente de mis compatriotas, que al verme, no dudarían un segundo en entregarme. Por eso me oculto; donde las hidras, insectos y bestias se han vuelto mi fiel compañía. He dejado de llamarme el hijo de mi padre, ahora soy: El duende de la selva, el asesino, el más buscado, el fugitivo. Algunos hasta me acusan de haber echo un pacto con el maligno. ¡A veces! Suelo reírme de las falacias vehementes y las mentiras protuberantes que dicen de mí ser.

¡Que le vendí mi alma a el maligno para que nunca me encontrara, que no duermo, que duermo con un ojo abierto y otro cerrado, y algunos, hasta que de tanto ocultarme en los montes de la isla, me he bestializado, agudizando mi visión nocturna, agilizando la velocidad de mis pasos, y hasta que mi mandíbula, ya es capaz de devorar a un ciervo, y que mis pasos ahora son tan sigilosos que puedo entrar como una araña sin ser notado!.

La verdad es que reconozco que siempre tuve cierta agilidad para correr, trepar, mentir y hasta para sobrevivir. ¿Qué si he sufrido metamorfosis?, puede ser. Mi cuerpo, mi olor, mi voz, y hasta mi forma de pensamiento ya no son las mismas.

¡Pero, un momento, silencio! Soy inocente, se me acusa de tantas cosas injustas, después de aquel accidente, cada vez que en el pueblo alguien es asesinado, se le atribuye a la bestia humana. ¡No, no es cierto, no lo es! No he matado a nadie.

Llegue como siempre en la noche, pase desapercibido por toda la ciudad, y al llegar me encuentro con el horrendo paisaje que montaron los otros. Sangre, desmembramientos y un putrefacto olor a muerte. Aun recuerdo esa pesada atmósfera de esa noche. ¡OH madre, hermano! ¡No papa, este paisaje fui disfrazado por los otros, por aquellos, por quienes nos odian! Entonces tuve que huir…!!! Desde entonces los montes son mi nuevo hogar, mi estadía, mi paisaje oculto donde sueño con los petardos mentales que me persiguen….

¡Maldita seas tu, por haberme creado, hacerme llamar tu hijo, y con tu muerte mandarme a la desgracia, maldito tu por cuidarme engendrarme y luego, hacer mi vida miserable, maldito tu, por permitir que desde épocas remotas estuviera predestinado para esto, sin tomar en cuenta mi voluntad y mi dolor, maldito sea yo, por no tener el valor de acabar con mi vida.

Solo me queda esperar, y seguir siendo quien soy, aquel que huye y que se hiere, pero que no miente. Esperar a que algún día la muerte se apiade de mí, y me quite este martirio llamado vida, se apiade de mí, y me lleve consigo.

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