29 septiembre 2007

Fragmentos. ¿Cual es tu historia?


A veces sentimos la necesidad de naufragar en la vida o de encallar en la muerte. Ser como la sirena varada que no se asusta cuando penetra el mundo de las maravillas. Continuamos nuestras historias de la vida contando el vaivén de los días, descifrando los códigos de aire para interpretar el clima.

Nos sentamos a recordar nuestros amores, nuestras llagas del corazón, la más profunda de nuestras heridas. Mientras lo hacemos continúan pasando los días. Nos desconectamos de la electricidad de nuestras mentes para enfatizarnos en el deseo de nuestra memoria. Tenerla siempre pendiente y latente para que en nuestra eternidad subsista.

Continuamos llevando nuestras bitácoras de los deseos, mientras los mismos van accionando de forma inconciente.

Redactamos nuestras historias. Mientras el insomnio nos invade, la picazón de los hongos de los ojos nos ciega, y la barba de nuestra entrepierna nos impide orinar a puertas abiertas, decidimos darnos una oportunidad de acostarnos tarde para mañana no despertar. Continuar dormidos mientras ya inerte divagamos.

Nuestras historias continúan redactándose.
La de los infelices infortunios que agencian nuestros sueños.
Noches en vela. Llanto. Dolor. Llagas abiertas. Heridas que el tiempo no subsana. Matices descompuestos. Sufrimiento por gentes comunes que en algún momento te parecieron importantes. Hoy en día quizás también te lo parezcan, mas el hongo de tus ojos te sigue cegando. Y solo nos sentamos a preguntarnos. ¿Como pudiste hacerme esto a mi? Nos preguntamos por torpeza o por amor.

Sufrimos contando historias con el nudo en la garganta. La picazón en el cabeza, el hedor de alguna presencia ajena, el deseo de volver atrás. La marcha a seguir nadando sobre el agua buscando la forma de secarnos. Mientras continuamos en el mundo de las maravillas.

Nos miramos en el espejo de nuestro pasado descubriendo en nosotros mismo los portentos recuerdos de placer y dolor. De nuestros antiguos amores y viejos amantes, de nuestras antiguas putas y locas amigas, de nuestros predilectos y semi-dioses. Todos aquellos que ocupaban un lugar en nuestra conciencia.

Nos sentamos y nos flagelamos con el fango de sus adversos recuerdos.

Entonces abro mi libro azul de sueños sin cumplir, para colocar la primera letra de mi historia. Y solo empiezo a divagar, como siempre. Recordándote.

Todos tenemos secretos que nadie puede saber, historias que no podemos contar, vergüenzas que nos guardamos para si, pecados imposibles de confesar, recuerdos incapaces de comentar, momentos que se deberían repetir, peleas que hubiésemos querido evitar, errores que nos arrepentimos de cometer, fracasos que trauman nuestro pensar, relaciones que nunca debieron existir, yerros incapaces de evitar he imposibles de contar, orgasmos que nunca se debieron consumar, momentos de los cuales arrepentirnos, deseos reprimidos incapaces de satisfacer, sueños que nunca se cumplirán, recuerdos que nunca se podrán borrar, llagas que nunca podrán cerrar, faltas incapaces de perdonar, amores platónicos que nunca resultaran, heridas imposibles de subsanar, desilusiones que nos deprimen al recordar, alguien a quien queremos besar, un momento en el cual deseamos ser infiel, una depresión incapaz de superar.

Entonces cuando reflexioné sobre la vida y sus infortunios, los amores e infidelidades, las pasiones y sus deseos insatisfechos. Abro de nuevo mi bitácora azul de sueños sin cumplir, y solo me digno a través del lápiz, un pensamiento viviente volver a plasmar.

Y es que todos tenemos una historia que contar.

Fragmentos.

¿Cual es la tuya?

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