19 diciembre 2007

Oh Papito



Se ocultó el padre de mi tierra imperfecta
empezó mi día.
Cada segundo me obsesiono más contigo,
la perfección.
Son tan solo algunos pocos para escribir
escritos que de pocos dicen mucho.

Me desnudo ante la creación silvestre de lo incoloro
como Diosa de Venusina.
Soy miedo
rencor
odio y remordimiento
que me persigue a décadas pares.
Siendo el perseguido de mí mismo.

Soy un divagador en busca de lo perfecto
de lo irreconocible, lo que se me escapa
veo la cara de los niños y me aterra
ellos huyen de mí
como una sirena vampiresa
como una serpiente del bosque
quizás como un simple ser humano
como un puro divagador en busca de la
perfección.

Ahí estabas, siempre tan perfecto
hermoso Dios cuadrangular.
Me miras y me tragas por completo
devorando todo cuanto tienes en frente
Hoy estoy yo, autentico divagador aberrado
falta de placeres.
La oscuridad es despedida por mi sombra
que te atraviesa las efigies. Siempre ahí
colgado en ese pared verde.

Salgo a buscar la perfección
y encuentro a mi segundo Dios.
Siempre perfecto. Solo con la cara seca
y el rostro inexpresivo pudiese estar a tu lado.
Siendo tan perfecto como tú.
Quizás debas invitarme a tu aposento negra
fría y solitaria, donde las rosas son del campo.
hermana de las hierbas que te rondan.
Por desgracia ya nadie te trae flores perfectas.

Quiero ser tan perfecto como tú,
nadie puede toca los lienzos de tus viseras.
Malditos gusanos
Malditos olores
Maldita soledad
¿Forma esto parte de la perfección?
No te quedes callado
Respóndeme alguna vez
-Oh Papito me haces tanta falta-
Sin embargo no recuerdo tu olor.

Hoy ya tengo 20 décadas intentando
recordarte
Pero eres como una musa sicaria
que te poetiza el pensamiento para escapar
divagando.
Tu hueco me hizo buscarte
relacionándote en cada macho
que paso por mis laderas.
Quizás no te merezcas estas líneas
Quizás tampoco sean para ti.
Te he buscado en mundos que no me abrazan
y que me olvidan. En hombres que desprecian
lo que soy. Lo que siempre seré
por tratar de encontrar a tu lado la perfección.
Un auténtico muerto viviente.

-Oh papito la peste apesta-
-Oh papito, malditos atabales-
-Me hacen recordarte-

Continúo divagando en tu búsqueda,
te encuentro en cada labio que corta los míos
que toca mi cuello
en cada roce con mi montañas de Venus,
en cada serpiente que se pone de pie,
en cada volcán que eructa alimento de niños.
Te encuentro donde quiera que me dicen te amo.
Solo en alguien.
En uno solo.

Por encontrarte tantas veces aun sigues perdido,
por intentar perderme contigo
no me encuentro a mi mismo
no puedo evitar amarte amando a mis amantes.
-Oh papito-
Ven y llena el vacío, que me siento solo
ya no quiero seguirte encontrando,
en hombres que si me encuentran.

No hay comentarios: