21 mayo 2008

Carta de verano



He vuelto a pensarte
mi cuerpo como cerúleas del océano
la cama siempre gorda y blanca
los días descalzos sobre el suelo pedregoso
un pie cansado como carroñera hambrienta
toda una faraona muerta sobre la arena.

Otra vez vuelven los niños de oro
tus cartas de mes en mes llegan cual promesa
agonizan mis ojos
las bermejas letras de tu sangre son tímidas
siempre como un caucásico dinosaurio analfabeto
siempre expresas el color de tus intenciones
en lenguajes comunes intermediados por manos frías
soy incapaz de comunicar.

Tu endeble luz me ha hecho decidir
pudiste sembrarte en papeles, pero no como siempre
no puedes dividirte, y no puedo transcribirte
al final de los tiempos te das cuenta
que no puedes compartirme.

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