21 mayo 2008

Cebra



El cielo esta rasgado, no quiere observarme
mis cambios le ofenden
nunca tuve alas como los vecinos del campo
fingí estar atento a la sangre del horror
las cosas que traían los vientos me molestaban
siempre quise ser Dios.

Soñé con tener gritos inmortales. Translúcidos buscapiés
escabullidos en los mares donde siempre fuesen escuchados
las imágenes de mi cabeza como contra efecto de los débiles
siempre he creído en tus embrujos.

Las puertas del mal me hicieron culpable, dominándome
una religión desde el patio me clava la espada, cedazo imperdurable
mi valor finge entre los saltos de las bestia, los besos del dolor
imparable aspiración de izquierda. Sueño abrupto del anacoreta

Las manchas se incrustan en mi corazón, conminando mis pasiones
el negro me consume como un eclipse a la luna
la negrura me despierta cual rayo dicotómico que mata,
cual creciente pupilas de muerto.
Los días blancos han desaparecido entre las sombras,
donde creo se lo llevan envuelto.

El dibujo
el dibujo es blanco.
Blanco y negro.
Noches colosales

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