21 mayo 2008

El mercader



Tres paredes junto al mercader
especie de mineral revisitado alquilando su brillo
la piel le muestra el resultado de la vida
como un sendero pedregoso de anchos bosquejos
el tamaño es de perversos, de los duendes.

Al final del llano sentado como roca
piernas, instintos, miradas, todo desanimado
¿no tienes nada que ofrecerme? Estoy predispuesto
sus bolsillos son barriles desfondados. Ruta del infierno
el enigma de la ciudad nueva me llama hacia sus montes.

Santos son los ambulantes, uno en cada rincón vacío de la plaza
llena de ornamentos que día a día se comparten
el aliento desvanecido se va feneciendo con las puestas de sol
cada vez es más frío, como la diosa de planetas lejanos
su corazón siempre esta abierto. Cada día es una nueva verdad

Los propietarios ofrecen lo que nada quiere comprar
el invisible fantasma engalana las enfermedades
no entiendo quien ha de ser tan tonto
la sombra de la miseria le muerde los pasos
y una medusa les regala las canas al respiro.

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