21 mayo 2008

Ojo


La luna vive entre las sombras, su vanidad entre la amargura
sus negras tinieblas asquean el espanto del cielo
el gato de la ventana de enfrente recorre todos los corazones
la peste de sus musas inspira las pesadillas de las rameras
el espejo siempre exacto, combando las serpientes de las estrellas
los años del sol se escabullen entre logros.

Los fríos pensamientos inspiran suicidios como de costumbre
lejos de mi casa los sentidos me llevan a recodos ajenos a rutas
serenas son todas las puertas de los solitarios poetas
las opiniones cósmicas son absurdos de realidades científicas
la ciencia siempre falla en los abismo del espacio
sembrando dudas, entre los misterios desconcertantes del todo.

La boca del cielo es gorda y voraz como la termita de literaturas fantásticas
un coro musical se oye en las estrellas que lloran las perdidas familiares
madres, compatriotas y elementos irradian belleza ante su destrucción
sus gritos solo llegan a Dios, sin dotar facultades suicidas a los astros
la frescura de un pequeño y gordo ojo humano disfruta los dolores
ignorando que llevan corazones en la boca. Ventas de mercaderes

El ojo del cielo nocturno es el ojo de Dios, que traga por sus pupilas
Su boca de O no es más que un danzante guloso insaciable.
Algún día nos observará con apetito.

Solo los dioses se salvan

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