21 mayo 2008

Plegaria



Me levanto tan luego me despierto
escucho coros gregorianos como un devoto que escudriña tus apreciados ángeles
el atuendo de tu hijo fluye por mi cuerpo desde el rayo diurno
el manto me cubre como un cancerbero enorme
la toga
La toga gris, diferente a mi alma.
Te confieso que no niego tu resurrección
quisiera ser el pan y el vino de cada día
así mi cuerpo y mi sangre en penitencia será devorado por tus fieles
yo soy tu mejor amante
ayúdame a que las noches dejen de desaparecer
frente a la barricada mediocre donde posan los peces
los mercaderes te guardan entre frases colgadas en sus cochinos negocios
no quiero una misericordia injusta a pecados conscientes
mi venial vida que ansía el secreto de la muerte
otro mortal más grande como cometido.
Hago cosas no mandadas
como una hormiga construye subterráneos
soy tu madre y tu hermano, tu aliento fervoroso
el opus que maldice los empastes de oro
la cebada de tiempos de pascua
no quiero ser un hijo de Caín,
que desaparezcan todos las letras,
las diabólicas remembranzas.
Sino te cumplo,
entonces ayúdame a olvidarte
enciérrame en el círculo de fuego costoso,
donde de una buena vez,
te perderé para siempre.

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