27 junio 2008

El minero


Te aseguro que soy lirón cuando huye la noche.

Hablo más que los demás, hablo demasiado
mucho más de lo previsto, de lo merecido
se debe a tantas inyecciones de Litio.

El minero arde y me busca
un grito tragado y devorado se rebota
el minero sale a luz de mi presencia
encontrándome tieso y tibio yacido sobre el suelo
El cielo ha eyaculado los vómitos de mi cabeza
la perra de enfrente se lame la herida
mi madre ha vuelto a llamar
un mundo de desperdicios y de sangre trémula
dos vertederos en polos opuestos
una bola que en la boca del universo gira
íntegramente los plásticos de tu cerebro
han vuelto a reciclarse, y el nuevo forro
sin estreno del músculo no ejercitado
que otrora a la fusión
de diferentes almas en canales comunes.

En mi techo un color marrón, aristas asesinas
y fosas que tragan todo tu grito
mientras responden en círculos a tu sonido
de 10 a 15 veces. Cualquiera que fuese su gordo.

Con el fuego del demonio
he purificado todo mi cuerpo
poniendo a arder toda mi inocencia
chamuscando todas las sonrisas irrecuperables,
deshaciendo uno a uno los sueños
y transformándolos en vicios, vicios, vicios.

Muchas gracias por despertarme, he descubierto que soy bipolar
¿acaso un agradecimiento noble te bastaría?
Quizás sea un noctívago que no duerma
cuando de vez en vez el sol se oculta
Quizás sea un electrónico objeto del deseo
escondido tras el pecho del nombre del padre.

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