A Samuel Polanco
Las lenguas ajeas no tienen pasado
sus palabras -todas frescas-
El transito del relog se cuela
con el mugido de la calle
-Otro mas como cometido-
Al fin y al cabo he vuelto a recordarte
has sito tú desde siempre
quien quebraba la voz del silencio
entre entes nocturnos disipados y secos.
¿Quien conmmina tu deseo?
tu presente es un demonio de bendimias
es el miedo colgado de tu mochila
el frío y crujiente beso.
El amor no siempre te coloca
y entre el olmo de un sueño
el cristal azul y acongojado
fundirá pesadillas rotas del cuerpo.
-Y entre dos, continuarás solo-
Buscando almas comunes en lugares erróneos.
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