03 agosto 2008

Montjuic


A Markus Hediger

Seguía inmovil;
el sol y la luna le lamian el cráneo
empalagado, la vara de oro firme.

Un puro al ojo;
como el gigante de universos
desiertos, sandalias de granito.

Que sorpresa;
en tu mano se lleva, consumiéndose
la muerte, uno a uno los petardos.

El hombre tre cree satisfecho
la naturaleza no te identifica
el pajaro de Dios golpea tu cabeza.

Millones resguardados te tocan
uno agolpado a tu cimiente.
Tú, exploras lo poco en silencio.

Sigue durmiendo;
mis canas se sumergen en tu vida
mientras la vida pasa de ti.

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