11 diciembre 2008

La gran pupila


Otra vez huyo de lo plausible
con la pintoresca droga mercader de imposibles
y cual chisporroteo de golpe
despierto en el tétrico vapor cotidiano.

Inherente y pringosa vuelta
al retorno del pajaro cual diafana esfinge
traga siempre por completo
y el níveo cristal de un sueño muerto ; -yace en la inocencia-

Perdido y exhumado
cuelga delolvido cual diamante en figura
reminiscente en arcaicas escrituras
de llamadas sordas sin previa pavura.

Mi concienca es el trino
donde el incoherente tercer elemento opina,
mientras mis internos sordos
sucumben ante la maldicion de un solo Dios.

La madre no me alimenta
y el néctar tibio de ojos al pecado
en epocas se sacian
cual hoja con lengua liricas profundas.

En la cerúlea calcárea,
la boca derrama gotas en masas de Juno,
y desciende en desdén.
con la sonrisa inefable del silencio inmortal.

Su carne con viscosas endiabladas
florere en la sombra de las interrogantes estériles
y yo, esperando la nieve
me lanzo en secreto, al primer pasadizo de muerte.
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