02 mayo 2012

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¿Acaso puedo decir que este vacío no contiene un poco de memoria? La soledad. Sentir que esta ausencia de alguna manera trata de aferrarse a un recuerdo. No hay cursilería de vientos de ventanas que susurran tu nombre, pero sí un empoderado recuerdo que atiborra cualquier capacidad de desprendimiento. ¿Será posible anularte cuando una parte de ti se ha quedado en mí? No digo que sea un fantasma colgado en mi joroba, pero lo cierto es que hace ruido. Como lo perros que ladran en las noches sin aparente razón alguna, ignorando que ellos son sus propios ruidos, y nosotros los mortales que no comprendemos que no existe diferencia entre el ruido y su autor. Es difícil razonar con el sueño perturbado por el ruido de los perros, o el ruido a tu figura cernida en mi memoria. ¿Podemos desistir de esta ignota capacidad que nos hace humanos, abandonar el samsara? Renunciamos a la idea de ser un “Yo” en materia primitiva, en mundos superiores al astral. En noches donde no sean oscuras y días donde las sombras impidan la lectura. Siendo uno el problema de uno, y el otro se une al uno para sumar un fractal sobre el uno, que apesadumbrado desiste de ser. Con gusto se elevan las ganas de presentarse en primera plana de cualquier periódico rodeado de tartaletas de sangre. No para escapar al dolor, pero sí para sitiarlo por un instante. Pues si los esotéricos tienen razón, antes del castigo en los círculos de Dante, hay un dulce espacio entre la muerte de bienvenida y la vida en despedida. Un minuto sin dolor, felicidad. Un minuto sin ti en la eternidad. Igual, siento en este espacio pasajero lo compartimos. Presente en tu ausencia, y yo ausente en… Quisiera no mencionarlo.

- Hablando sola otra vez.

- Lo siento, por un momento jugué a que ya no nos pertenecíamos. ¿Me pregunto que sería de ti sin mí? ¿Qué sería de mí sin nosotros? Como ahora. Aunque no estés te siento, a pesar que reconozco que no reacciona tu tacto a mis estímulos. Si un día te olvido, no serás capaz de recordarme. Como no me tienes te ruego que me sueltes, así dejo de tenerte también. Hay mucho daño entre los dos, por no mencionar el dolor. Fuiste lo mejor que le pasó a mi vida, lo peor también.

- Creo que lo mejor es olvidarnos.

- También lo creo yo. Bésame


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1 comentario:

Unknown dijo...

¡Excelente texto! Impecable. Muchas felicidades. Es una lectura que atrapa al lector.