21 noviembre 2007

Busco la Muerte




Ésta es mi primera vida,
mi única existencia con aliento,
puesto que no se puede mencionar
lo que no se recuerda. Y yo con mi absurda
memoria a largo plazo. No recuerdo
mis fabulosos vestidos, mis tacones ligeros, y
mis delgadas coyunturas.
¡Qué interesante!
Pareciese como si existiera aún.
Pero sí. Estoy aquí.
¿O no?
¡Qué emocionante!
He desaparecido.
Es el agua fría.
Siendo a cada instante la resurrección y la vida
de mi perfecta alegría.
Como piedras que rasgando sus vestidos gritan,
como sabanas lisas que se pintan de colores,
como un clown que cuenta historias,
como luces que te incitan a no cegarte,
como vientos del sur que rompen serpientes,
Como yo.
Como tú.
Tus labios que frotan mi entrepierna.
Y sólo fuera de mí, recuerdo mis vestidos.

Aun recuerdo aquel aroma marrón oscuro, agrio
y penetrante que tocaba el cielo de mi boca.
Que desatinos,
que alimentos nobles,
qué cantidad de filamentos,
OH cuantas palabras torpes.
¿Sucederá otra vez?

Tu sociedad lamiéndose la mano
saborean el cristal de las palabras, y nos señalan,
yo solo río como si fuese una puta en
su primera película porno. Como un rufián que finge
los nervios. Como lo harían los patanes, los horribles,
los que disimulan cambiar, como lo harían los reyes.
Los reyes del mundo. Los reyes de la urbe.
los reyes de los mártires.
Qué bien me hubiera quedado el papel.
Que excelente personaje hubiera sacado.
Lástima.
Lástima.
Pero paró el puto juego.
Solo me agrupo con la sociedad para estar solo sin
necesidad de tener que estresarme.
Como el genio de los juegos.
El de los crímenes.
Cuantas risas me produce lo fácil que
te has tomado esta bebida amarga llamada
ADIV
¿Cómo lo logro?
Superar el juego de la vida, quizás entregándome a la
muerte.
Planeo escapar,
¿pero cómo lo logro?.
Sugerencias.
Meteré mis testículos en una tostadora,
mis dedos en tu boca.
Mis palabras en tu ano.
Mi cabeza en una fogata,
o mis ojos en la cenizas.
Vanidad.
Miedo.
No alcanzo la llama del temor,
¿Pero para qué buscarla
si desde mi nacimiento la llevo dentro?
Desde el nacimiento de mí mismo.
Cumplí mis nueve meses al conocerte,
graduándome de forma consecuente en la
universidad de la vida.
Sí, de la vida.
¿Del amor?
¿Del sexo?
¿De sentimientos?
No lo sé, solo sé que deseo morir.

Veré las luces, escuchare tu música, reiré con tus fotos,
recordare tus momentos más profundos en mí, me tocare
sutil y delicadamente mi parte favorita.
Mi entrepierna.
Y buscare la muerte
sentándome a divagar.

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