Cada día es mas tarde mi coloso.
Tarde para empezar, para pedir perdón.
Tan inútil es soñar con nubes que se ahogan en tu garganta,
en el retorno de artistas anacoretas inútiles,
en libros que te llevan a divagar en las olas de ciudades fantásticas,
en los labios que rocen el infierno y te partan las alas del corazón.
Asimismo de inútil es soñar el perdón.
Yo llevo dos décadas de mi vida pastoreando el rancho de graznidos,
de puyas y de mugidos. Buscando tu rostro en todo vello negro
incrustado los pezones de acuarela.
En tu rostro
vuelve el retorno
el lúgubre baúl escondido de sueños atrapados.
Veo Burla
Veo Burla
Veo burla
Cuando coloso alcanzarás la dignidad de tocarme las mejillas
como perlas ensangrentadas. Besar mis babas oculares y pedirlo
tan solo una vez.
Perdón
Perdón
Perdón
Tengo dos décadas de vida,
menos de la mitad conociéndote coloso.
Tan inútil es vender los sueños al mercader de manos negras,
para ser libres, no esclavos de malditos preconceptos,
en amores de antaño que te llevan a largas esperas de frases cortas,
en burdeles que te llevan a recordar instantes que te remuerden los internos,
y en consumaciones que te suben otra vez en nubes rojas.
Si es tan inútil soñar en un perdón de mi coloso
Más inútil es soñar que el artista perdone.
Pero te lo confieso sentado en tus piernas y con tu serpiente gallarda
Estoy aprendiendo a perdonar.
Ahora te toca el turno del juego
Tarde para empezar, para pedir perdón.
Tan inútil es soñar con nubes que se ahogan en tu garganta,
en el retorno de artistas anacoretas inútiles,
en libros que te llevan a divagar en las olas de ciudades fantásticas,
en los labios que rocen el infierno y te partan las alas del corazón.
Asimismo de inútil es soñar el perdón.
Yo llevo dos décadas de mi vida pastoreando el rancho de graznidos,
de puyas y de mugidos. Buscando tu rostro en todo vello negro
incrustado los pezones de acuarela.
En tu rostro
vuelve el retorno
el lúgubre baúl escondido de sueños atrapados.
Veo Burla
Veo Burla
Veo burla
Cuando coloso alcanzarás la dignidad de tocarme las mejillas
como perlas ensangrentadas. Besar mis babas oculares y pedirlo
tan solo una vez.
Perdón
Perdón
Perdón
Tengo dos décadas de vida,
menos de la mitad conociéndote coloso.
Tan inútil es vender los sueños al mercader de manos negras,
para ser libres, no esclavos de malditos preconceptos,
en amores de antaño que te llevan a largas esperas de frases cortas,
en burdeles que te llevan a recordar instantes que te remuerden los internos,
y en consumaciones que te suben otra vez en nubes rojas.
Si es tan inútil soñar en un perdón de mi coloso
Más inútil es soñar que el artista perdone.
Pero te lo confieso sentado en tus piernas y con tu serpiente gallarda
Estoy aprendiendo a perdonar.
Ahora te toca el turno del juego
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