La sirena lame la piedra
su lengua
llena de musgos venenosos
espinas fungidas del deseo
uñas lacrimosas y gemidos torpes.
El barco.
La espera de valientes gestos y brotes
atada a los anulares del planeta, numero mentiroso
el mar subyace entre comillas del odio
y la cama tendida, vuelta un retrato de antaño.
Olvidados, exhumados, todo se ha perdido.
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