06 enero 2009

Un instante


La bola invisible de gas frío que crecre de una forma sorprendente mientras se anida en nuestro pecho vacío acunando el dolor; siempre nos avisa antes de llegar, de crecer e invadirnos con su electricidad. Sin embargo somos incapaces de frenarla.

Una ultra-milésima de seguntos tan dimunitos que ningun cronometro y/o temporizador es capaz de captar, es todo cuanto tenemos a nuestro favor para aferrarno a algo antes de que semejante elemento de poder empiece su travesía. Sentimos como nuestros sentidos se agudizan captando sensaciones en un campo mas ancho; nos ponemos en contacto con todo a sabiendas de que no estamos en contacto con nada, incluso sentimos el peso del aire, de la vision, del sonido, y nos sentimos girar junto a la tierra como un punto firme en el centro de una libro enorme de paginas en blanco.

Lo peor es nuestra impotencia ante su ataque, y cualquier evasiva física, mental, o algún intento de actividad de despejo resulta un chasco completamente fallido ante el futuro inmediato y nefasto que estáa punto de llegar.

La vida de ser una ilusión que fascinan para volverse tan real como el dolor mismo; entonces entendemos lo que es el vivir de instantes en instantes. Comprendemos que un instante pasado puedo tener tanta fuerza o mas como un instante presente, y se hace de poder y de un golpe casi inesperado el momento pretérito se se vuelve nuestro momento actual en tiempo y circunstancia, y lo peor es que se hace tan eterno como desgarrador, entonces nos olvidamos de cualquier instante que sobre y nos quedamos con el que nos atociga. Nuestra vida deja de ser todo un conjunto de historias entrelazadas entre sí, para ser solo un punto grande y frío, un punto huevo. El punto donde estamos sitiados con tendencia al colapso.

Es ahi cuando nos avisa que viene, y empieza a crecer esa bola de gas en el pecho, quella dominadora de gargantas.

La sentimos como el mismo punto que crece conscientemente y rápido, sin forma pero uniforme y constante, hasta que nos arropa todo el pecho con su masa de aire frío y su veneno que nos desgarra la tráque y nos impide respirar, y nos colocan un piedra bajo la mandibula aplastando la voz; creo que a esto se le puede llamar nudo en la garganta. Sus intenciones de rompernos el pecho y abrirnos en dos para sacarnos el alma afloran como mariposa en flor. Sentimos que explotamos. Una lluvia de imagenes aferradas al instante que alimenta la bola nos caen a la cabeza como lluvia de estrellas.

El instante se hace eterno e indestructible, fuera como el brazo de un Dios; y lo peor, es que no sabemos cuando terminará.

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