¿Acaso puedo decir que este vacío no contiene un
poco de memoria? La soledad. Sentir que esta ausencia de alguna manera trata de
aferrarse a un recuerdo. No hay cursilería de vientos de ventanas que susurran
tu nombre, pero sí un empoderado recuerdo que atiborra cualquier capacidad de
desprendimiento. ¿Será posible anularte cuando una parte de ti se ha quedado en
mí? No digo que sea un fantasma colgado en mi joroba, pero lo cierto es que hace
ruido. Como lo perros que ladran en las noches sin aparente razón alguna, ignorando
que ellos son sus propios ruidos, y nosotros los mortales que no comprendemos
que no existe diferencia entre el ruido y su autor. Es difícil razonar con el
sueño perturbado por el ruido de los perros, o el ruido a tu figura cernida en
mi memoria. ¿Podemos desistir de esta ignota capacidad que nos hace humanos,
abandonar el samsara? Renunciamos a la idea de ser un “Yo” en materia
primitiva, en mundos superiores al astral. En noches donde no sean oscuras y días
donde las sombras impidan la lectura. Siendo uno el problema de uno, y el otro
se une al uno para sumar un fractal sobre el uno, que apesadumbrado desiste de
ser. Con gusto se elevan las ganas de presentarse en primera plana de cualquier
periódico rodeado de tartaletas de sangre. No para escapar al dolor, pero sí
para sitiarlo por un instante. Pues si los esotéricos tienen razón, antes del
castigo en los círculos de Dante, hay un dulce espacio entre la muerte de
bienvenida y la vida en despedida. Un minuto sin dolor, felicidad. Un minuto
sin ti en la eternidad. Igual, siento en este espacio pasajero lo compartimos.
Presente en tu ausencia, y yo ausente en… Quisiera no mencionarlo.
- Hablando sola otra vez.
- Lo siento, por un momento jugué a que ya no nos
pertenecíamos. ¿Me pregunto que sería de ti sin mí? ¿Qué sería de mí sin
nosotros? Como ahora. Aunque no estés te siento, a pesar que reconozco que no
reacciona tu tacto a mis estímulos. Si un día te olvido, no serás capaz de
recordarme. Como no me tienes te ruego que me sueltes, así dejo de tenerte
también. Hay mucho daño entre los dos, por no mencionar el dolor. Fuiste lo mejor que le pasó a mi vida, lo peor también.
- Creo que lo mejor es olvidarnos.
- También lo creo yo. Bésame
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1 comentario:
¡Excelente texto! Impecable. Muchas felicidades. Es una lectura que atrapa al lector.
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